Soy un afortunado.

Un tío con un trébol de cuatro hojas colgando del trasero.

Un luchador.

Soy yo, Miguel, un “dis-capacitado” con parálisis cerebral. O así me etiquetaron. Justo al nacer, tuve una meningitis que me provocó una discapacidad física del 45%, que, a día de hoy, afecta a mi equilibrio y al habla.

Hoy soy quien soy gracias al esfuerzo de muchas personas y a la perseverancia de mis padres. Ellos, cuando tuve la meningitis, no sabían si yo podría andar, si yo podría comer, si yo sabría leer, comunicarme o conducir un coche. No tenían ni idea de qué afectación tendría yo… y cómo no lo sabían, ¡fueron a por todas!

Lo primero que me enseñaron es que en la vida: si te caes, te levantas (y te levantas tu solito). La vida nos puso muchas barreras, muros y barrancos; aprendimos a mirarlos de frente y a saltarlos, asumiendo que en algunos acabaríamos dándonos un revolcón. Pero también hay que saber disfrutar de los revolcones.

Aprendí a vivir de reto en reto. El primero de ellos fue aprender a caminar y a hablar, no fue fácil, pero aunque tarde más que otros niños, lo conseguí (la última vez que estuve en logopedia ya había empezado la carrera de medicina); luego vinieron otros como correr, nadar, montar en bici (con 10 años conseguí quitar las ruedas accesorias), conseguir entrar en medicina, ser médico, aprobar el MIR, escribir dos libros… pero, sobre todo, el mayor reto, fue aprender a creer en mi mismo. Mi discapacidad es física por lo que los retos que más me han costado tuve que superarlos en los primeros años de mi vida (andar, correr, hablar, montar en bici…).

Ninguno de los revolcones de los que os hablaba antes, ha impedido que a día de hoy tenga una vida “normal” y conseguir la mayoría de las cosas que me he propuesto: soy médico, conduzco, monto en bicicleta, hago deporte, etc, etc.

Ahh, se me olvidaba, me etiquetaron de discapacitado. Pero, ¿de veras hay alguien qué puede etiquetarte, ponerte límites o decirte a dónde puedes llegar? ¿Alguien puede decirte de lo que eres capaz o incapaz?

Ha llegado el momento… Ha llegado la hora de desafiar mi capacidad física. ¿Quieres saber más? Te cuento en #ElReto.